lunes, 10 de marzo de 2008

HISTORIA PERSONAL No 1.

Tengo presente el día exacto y la hora precisa en que lleve un cigarrillo por primera vez a mi boca. Fue un viernes, 24 de octubre de 2004, ya eran pasadas las 2:45 p.m., tenia 14 años cuando decidí fumar.
Todo empezó así: un compañero del salón, con el cual casi nunca hablaba, se sentó detrás de mi en clase de física, ya que necesitaba contestar su celular y lo debía contestar a escondidas ya que no nos permitían tener celulares en el colegio. Yo me sentaba en el ultimo puesto de la fila, después de que recibió la llamada decidió quedarse ahí ya que estábamos haciendo problemas que el no entendía y yo era muy bueno resolviendo esa clase de problemas. me pidió explicacion y yo se la sin problemas, de un momento a otro nos encontramos hablando de otros temas y le pregunte: "¿Vos sabes fumar?", el me dijo que si, y le dije que si me podía enseñar, me dijo que bueno y seguimos resolviendo los problemas. Cuando llego la hora de la salida, fuimos a una panadería que quedaba enfrente del colegio, donde todos los días, a la hora de la salida se reunían los estudiantes mayores a fumar, a tomarse unas cervezas, etc. me dijo: "Compra dos Kool, porque es mas fácil que empeces con mentolado para que te pase menos fuerte y no tosas tanto". Me puse muy nervioso, me dirigí a comprarlos y una vez en la caja dije: "Me da dos Kool por favor". Se me veía en la cara los nervios, además, en aquel entonces todavía tenia mucha cara de niño pequeño. La señora me dijo que no me podía vender cigarrillos, y aunque todos estaban fumando, no me los quiso dar; fui donde mi amigo y le conté, entonces el decidió ir a comprarlos y sin problema se los dieron. Como toda persona que esta a punto de hacer algo indebido, me puse paranoico, le dije que nos fuéramos a un parque mas retirado y allí me enseño. Con la primera bocanada tosí muchisimo y lágrimas salieron de mis ojos, pero ya con la segunda fue todo normal, no paso nada, ya estaba fumando. No me pareció nada del otro mundo, no era rico, pero no era feo, no me había disgustado, y gracias a esa experiencia de aprender a fumar, consegui un amigo de los que hoy en día es de los mejores que tengo, lastima haberlo conocido en estas circunstancias. No me volví adicto de inmediato, yo era lo que se conoce como "fumador social", no me hacia falta, pero poco a poco se fue adueñando de mi mente y se volvió un vicio.

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